Y poco a poco el olvido fue arrastrando los últimos ápices de cordura que restaban. Se desvanecieron finalmente los recuerdos sujetos a su persona, no sin antes dejar un gran vacío en su lugar. Y así fue como asomó la demencia...
Y poco a poco el olvido fue arrastrando los últimos ápices de cordura que restaban. Se desvanecieron finalmente los recuerdos sujetos a su persona, no sin antes dejar un gran vacío en su lugar. Y así fue como asomó la demencia...