«Quiero morir cuando decline el día
en alta mar y con la cara al cielo;
donde parezca un sueño la agonía
y el alma un ave que remonta el vuelo.
No escuchar en los últimos instantes,
ya con el viento y con el mar a solas,
más gritos y plegarias sollozantes,
que el majestuoso tumbo de las olas.
Morir cuando la luz triste retira
sus áureas redes de la onda verde,
y ser como ese sol que lento expira;
algo muy luminoso que se pierde.
Morir, y joven: antes que destruya
el tiempo aleve la gentil corona,
cuando la vida dice aún "soy tuya"
aunque sepamos bien que nos traiciona.»
—M. G. N.