Escribo constantemente para tratar de dejar mi alcoholismo, pero, un trago, y la soledad se vuelve tolerable. Un trago más, y la escritura fluye como un río. Pero no es el trago lo que escribe, soy yo, con todas mis cicatrices y mis dudas. Mis fan fics se llenan de palabras, de historias, de sueños. Y en el fondo de la botella, encuentro la verdad, o al menos, una versión de ella. El alcohol no es mi musa, pero es mi compañero de viaje, mi confidente, mi verdugo. Me ayuda a encontrar las palabras, a darles sentido a mis pensamientos. Pero también me hace cuestionar todo, incluso mi propia cordura. Así es la vida de un escritor, entre la lucidez y la locura, con el alcohol como mi fiel acompañante.