"A medida que ambas mujeres avanzaban, Soyama la veía expectante acomodándole de vez en cuando el cabello, dándole caricias en los brazos, le daba pautas de como comportarse, que decir y cómo responder: Quiere que sonrías, que seas dulce, quiere oírte recitar todas las palabras bonitas que te enseñamos. Pero ella parecía tan ausente que no hubiera sabido decir si la estaba escuchando o no.
En el momento en que llegaron al altar, Soyama la dejo en la entrada despidiéndose con un beso en la coronilla, Aoi miro por ambos pasillos tratando de encontrar algo o a alguien, pero no había nada más que ella y esa puerta, volvió a afinar su falda en un intento de calmar sus temblorosas manos. Soltó un largo suspiro vencido, y una vez dentro, la puerta tras ella se cerró."
- Nacida del deseo// Un lugar donde las mariposas mueren