DarkLyrics0

if you're reading this...I need u.
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          	_Yes, you.
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          	-«A.A.G.R»

DarkLyrics0

Siendo sinceros, soy todos los complejos que me estallan en los lagrimales cuando me miro a un espejo. Las ruinas que nadie podrá reconstruir jamás. Que no se verme sin odiarme, ni vestirme sin llorar.
          Sálvame, necesito que me agarres. Vienen curvas y yo sólo llevo puesto en el pantalón el cinturón de inseguridad, que siempre consigue herirme un poquito más. Quiero decir que algo que está completamente roto, puede llegar a convertirse en polvo; y lo mismo pasa con las personas. Sopla, me estoy a punto de evaporar. 
          Soy 99% defectos y el porcentaje restante se resume en miedo. Si te atreves a mirar y a juzgar, no hace falta que dispares... seré yo misma quien apriete el gatillo, no me hace daño una bala más. 
          90 caídas, 60 espinas, 90 heridas. 
          Quiero que esta pesadilla acabe ya. Yo sólo necesito ser normal, una niña bonita. No tener que avergonzarme al salir a la calle o no tener que acostumbrarme a que alguien me rechace. Quiero que las heridas cicatricen, en vez de sangrar. 
          Ser libre, no vivir atada al reflejo que me escupe el puto espejo cada mañana.
          Ana ya se ha ido, ahora es Mía la que está conmigo. Dice que somos amigas y que no me va a abandonar. Última llamada de auxilio: tenemos que parar esto junto, no pronto, sino YA.
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          •C/I

DarkLyrics0

Hacemos de lo fácil algo difícil porque necesitamos excusas para justificar nuestro miedo. Es por eso por lo que decimos “adiós” cuando en realidad queremos decir “quédate” o comenzamos a bailar para disimular que estamos a punto de caer. Quizá por eso escribimos en un papel cuando lo que queremos es gritar. Y yo no he encontrado mejor forma de hacerlo que volver a recitar rompiéndome el pecho; porque lo bonito de sangrar es que alguien sepa lamerte todas esas heridas que no has conseguido cicatrizar.
          
          Por eso estoy aquí, porque gritar y esperar el eco me parece la manera más bonita de medir el vacío que tengo por dentro. Y hace tiempo que asomarme a este abismo me da vértigo. Pero se acabó el decir “no puedo”, porque tengo los pulmones encharcados de todo el agua salada que no supe llorarte. Me agoniza la tinta en las manos y los dedos me piden que vuelva a crearte. El pecho me late la libertad de las dos en rima asonante y vuelves a mí convirtiendo en alas cada una de las puñaladas que guardo en la espalda, arrancándome las cadenas de dudas con los dientes. Vuelves y me dices que lo sientes, porque hubo una etapa en la que me herías mucho más que curabas. Pero soy yo la culpable porque si me alejaba me moría y si me quedaba, me matabas. No había salida. 
          
          Sabes que yo no tropiezo con piedras, sino que me estampo contra ellas. Y te llevo desde entonces en mis entrañas, cuando camino con pies de plomo y conviertes mis pasos en balas. Y disparas contra todo lo que me impida avanzar, incluso te armas de paciencia y aprietas el gatillo si soy yo misma quien me empiezo a odiar. 
          
          Eres esa bocanada de aire fresco cuando noto que el agua me llega por encima del cuello. El salvavidas que me ayuda a flotar cuando en mitad de la tormenta se me olvida cómo nadar. Me haces valiente y me enseñas a ser fuerte. Por eso, le echo coraje y te digo que no. No estoy de vuelta, porque nunca me he ido. Pero hoy, poesía, me apeteces como al suicida un precipicio...