Yosley95
Janna yacía sobre el lecho de hierro forjado, los dedos crispados en las sábanas empapadas. Su respiración era un hilo roto entre jadeos y silencios. La sangre, espesa y oscura, manchaba los pliegues de su túnica blanca, extendiéndose como raíces sobre la piedra.
          El parto de una reina era siempre un acto político, pero aquel... aquel era un rito.
          El nacimiento del niño de la Rosa de Hierro.
          
          
          Nueva historia espero que no te moleste por el spam pero me encantan tus historias. Espero que la mía también se llama La Rosa de Hierro