El día de ayer 20 de Enero , entre la 2 y 3 de la tarde, falleció mi perrito Kiba, un chihuahuita cabeza de venado de 9 años de edad, tenía una cardiopatía. Llegó muy mal a la veterinaria, y su corazón no pudo más.
Jamás creí que llegaría este día, me lo entregaron ya sin vida en mis brazos, jamás olvidaré su mirada triste. Jamás olvidaré la última vez que nos vimos a los ojos.
Hoy 21 de enero, he despertado sin que alguien tocara mi puerta, me dejó su camita vacía, sus platitos jamás volverán a tener comida. Jamás volveré a escucharlo ladrar, sus pasitos al caminar, cómo voy ahora a salir de casa y al regresar, verlo ahí en la entrada, observando, esperándome...
Estoy llorando como nunca, en un frasquito pude meter dos de sus bigotitos y un par de sus pelitos, cómo voy a vivir ahora sin su presencia en mi vida, mi ropa jamás volverá a estar llena de su pelaje. Mi familia se molesta conmigo por verme llorar. Tengo ya una hija y trato de ser fuerte pero ella pregunta y pregunta por él. Ahora no puedo, no quiero ni levantarme de la cama. Todos se enojan por verme llorar, pero no puedo dejar de hacerlo.
Te extraño tanto Kiba, no quería que este momento llegará, jamás lo imaginé siquiera. Por favor, por favor, cómo voy a vivir ahora sin ti, cómo dime cómo. Te llevaste mi corazón contigo, tu ausencia va a matarme lentamente, mi Kiba, mi Kibita.
Lamento no haberte dado más amor, más más amor, lamento no haberme dado cuenta a tiempo, como voy a extrañar esos ojitos hermosos y brillositos que tenías cuando me veías. No quiero dejarte ir mi amor, no quiero, no puedo, no sé cómo.