Recuerdo haber leído café hace algunos años. Luego de terminarlo leí Lloré, justo después de que mi primer novio me rompiera el corazón. Tenía apenas 16 años, y claramente sentí que era el fin del mundo, que ese dolor jamás se acabaría.
Pero sí, se acabó.
Hoy, cinco años después, atravesando nuevamente una ruptura me puse a revisar viejas capturas en mi galería, y encontré capítulos que había guardado para leer cada vez que lo necesitara.
Hoy, con veintiún años vuelvo a recordar que todo el dolor es temporal.
Gracias una vez más, por todas las veces que sin saberlo fuiste un salvavidas.