Hace mucho tenía un diario, Justo cuando estaba en la primaria.
La primera página se trataba de algo muy bonito, Un logro que no tenia con quien compartirlo más que conmigo misma.
Si, tener que aceptarlo a los 12 es duro, pensé que con el tiempo iba a mejorar pero por lo visto no.
Cada vez que iba avanzando más las paginas se ponía peor, empecé a desahogarme de cosas que me hacían sentir del asco. Llegó a un punto de querer, pedir, suplicar y desear morirme.
Se lo que piensas ¿Como una niña puede pedir tal atrocidad?
Bueno, déjame decirte que no lo sé, soy esa y desde que tengo memoria siempre fue así…
¿Atrocidad? No lo creo…
Yo lo llamo Piedad.
¿Porque empecé a escribir esto?
Soledad.
Esa palabra que a todos nos da escalofríos, miedo…
No poder contarle a nadie como te sientes y peor aun que no te entiendan es difícil, y tienes que aprender a sobrellevarlo porque si no, solo tú te haces trizas.
Regresando al punto en el que estoy escribiendo esto, solo quiero desahogarme como siempre lo he hecho.
Tengo odio, mucho odio, que casi siempre termina en lágrimas y desesperación.
Cosa que tengo que ocultar, llorando todas las noches…
Deseando una sola cosa, morir…
Pero, es difícil hacerlo cuando crees que tú motivo no es suficiente para acabar con tu vida. Cuando tú motivo de vivir es de alguien a quien crees que es lo más Preciado para ti. Una persona, la cual amas más que a nadie.
Una persona por la que darías tu miserable vida si es que se presentará el caso.
Ahí es cuando te das cuenta si eres correspondida por igual, y yo no creo serlo…
Decepción va de la mano, pero no puedes culpar a nadie más que a ti…
Porque, la otra persona ni siquiera sabe lo importante que es para uno, y eso solo lo empeora…