-Acientiendo con la cabeza mostrando como siempre su serena sonrisa de oreja a oreja.- Samael, angel de la muerte, si no me equivoco.
No me importa en lo más mínimo el nombre el cual se te qsignoy, me importa lo que eres tú en este preciso momento, pues hasta tu, un ángel de la muerte puede aspirar a ser uno de mis ángeles. Claro, si tú lo deseas.