(Esto no tiene que ver con el bardo de la crew DWorks y es parte del lore de Dragonios y Caleb pero en el "futuro", aviso.)
Aquel Gran Dios Dragón se encontraba supervisando y controlando absolutamente todo, su mirada concentrada y seria lo decía muy bien. Estaba así, hasta que un guardia importante llegó a donde él estaba, pues quería hablar con él.
Dragonios le notó, y le miró con una ceja alzada, deteniéndose por un momento para ver que es lo que quería notificarle aquel guardia, reduciendo levemente su tamaño para poder estar más a su altura.
El dragón guardián miró afligido a su Señor, incapaz de decirle de lo que se había enterado... Sobre Caleb, el hijo adoptivo de Dragonios. Sabía el amor que el Gran Dios Dragón le tenía al híbrido, y que esto sería algo devastador para él y su familia, pero sobretodo... Para su superior.
Aún si se sentía incapaz de eso, tuvo que decirle. Abrió la boca, las palabras de él saliendo como tartamudeos por no saber como decir esta horrible noticia a su Señor. Sabía lo que pasaría y como se sentiría, se podía notar en su miedo, dolor, y tristeza.
...—...—...
Aquel día fue el más... Espantoso de todos, sobretodo para Dragonios.
La noticia lo dejo destrozado, llantos desconsolados empezaron a salir de él. Su esposa e hijo intentaron ayudarlo, pero sabían que esto era doloroso para todos y más para el que querían... Kai'lech sabía muy bien eso, porque también se había encariñado con Caleb.
Todo se había derrumbado. Aunque Dragonios aún pudiera verlo y estar a su lado de otras formas por el tipo de Dios que era, seguía siendo devastador para él... Porque el híbrido era su hijo adoptivo, alguien que él realmente apreció, después de tanto que pasó... Y ahora, ya no estaba...
Su hijo Caleb, había muerto.