¡Hola, personitas que me leen! Vaya, no estoy muerta. Que no, de verdad, que sí que es cierto que hablo sola a menudo y todos esos rollos, pero por ahora la gente me sigue contestando. Por lo tanto viva juraría que estoy (?.
Han pasado qué, ¿año y medio? ¿dos años? No estoy segura. Quizá ya no quede nadie ahí fuera para leer este mensaje, algo absolutamente comprensible. Durante todo este tiempo he dejado la escritura de lado, y el porqué resulta bastante tonto de oír. El caso es que cuando escribía Ángel Guardián decidí presentarla a los Wattys, como algunos sabréis, y como iba muy muy justa de tiempo pasé horas y horas detrás de la pantalla, capítulo tras capítulo, para llegar a tiempo. A tiempo llegué, sí, pero el problema fue que me saturé. Mis ideas se marcharon y poco a poco caí en el mayor miedo de los escritores: el bloqueo creativo. Casi podría decir que sigue ahí, porque las ideas no fluyen como antes.
Yendo al grano, que me disperso (vaya novedad). Hace unos días empecé a escribir con una amiga, y volví a sentir esa fuerza, esa sensación de liberación que te trasmite escribir. La enorme satisfacción de ver tus palabras plasmadas en papel, plasmadas para siempre en algún rincón de este mundo. Lo echaba mucho mucho de menos. Así que, no sé cómo lo haré ni cuánto tiempo me llevará, pero estoy decidida a volver. Porque es lo que me gusta y lo que me hace feliz, y esas metas son las que quiero alcanzar en la vida.
Espero que a todos vosotros os vaya muy bien, y si alguna vez necesitáis ayuda, no dudéis en pedirla. ¡Nos vemos pronto!