Empecé a escribir unas letras inocentes que me salvaron de mi propio acantilado. Hoy día, escribo más por placer que por necesidad.
Y quién dijo que los escritores no estamos jodidamente rotos, miente. Miente con toda su fuerza. Los escritores, o intentos de (como es mi caso), estamos destrozados hasta la médula, abrazamos la melancolía por la noche, y dejamos escapar la realidad ante nuestras manos, para intentar convertirla en arte.
Sólo un consejo más; conóceme. Y luego júzgame a bien o a mal. Pero primero, ten valor a conocerme de verdad. (Y va en serio.)
- C/ Libertad, n°13.
- JoinedAugust 12, 2013
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