Desde que tengo memoria, mi mente ha estado llena de historias, mundos por descubrir y personajes esperando cobrar vida en el papel. Soy E.G.M.R.

La escritura llegó a mi vida como un juego, una forma de plasmar las ideas que no dejaban de dar vueltas en mi cabeza. Con el tiempo, lo que empezó como simples bocetos se convirtió en algo más grande: un universo propio en el que podía perderme y, al mismo tiempo, encontrarme.

Cuando comencé a escribir no tenía grandes expectativas. Eran solo historias que quería contar, sin imaginar que llegaría tan lejos. Pero con cada palabra, con cada página escrita, entendí que esto no era solo un pasatiempo, sino una parte esencial de mí.

Siempre he creído que no hay edad para soñar ni para crear. A veces, las mejores historias nacen cuando aún estamos descubriendo el mundo. Escribir me ha enseñado que los límites solo existen si uno los acepta y que, en la imaginación, todo es posible.

Si hay algo que quiero transmitir a través de mis historias, es que nunca debemos dejar de soñar. Porque un soñador no duerme... ¡crea!