Lia... Por favor perdona que me haya desentendido un poco de este maravilloso mundo que comparto con una gran persona... No tengo ninguna excusa válida para este distanciamiento momentáneo, excepto que hace unas semanas empecé un entrenamiento militar bastante riguroso, el cual culmina a finales de marzo... Se trata de un curso de paracaidismo militar en la hermana República de Chile, el cual me servirá para instruir a mis compañeros de armas en Panamá... Adicional a esto, hace unos días sufrí la pérdida de un familiar muy querido para mí, por lo cual me otorgaron tres días de permiso, en los cuales viajé a mi país, para atender aquel asunto. Una vez volví, me reintegré a mi entrenamiento habitual, lo cual no me ha dejado tiempo en absoluto para dedicarme a mi pasión por la lectura, especialmente de una obra tan incandescente como la tuya. Te pido sinceras disculpas por haberte desatendido tanto tiempo, pero comprenderás que estas dos situaciones en particular han minado mi capacidad analítica y participativa, por lo cual decidí postergar este asunto hasta que mi mente sea apta para recibir y transmitir en una interacción tan bonita como la que traíamos; sin embargo, me comprometo contigo a leer por lo menos un capítulo el fin de semana próximo y comentar al respecto, pues sé que los escritores abnegados como tú se alimentan de lo poco o mucho que nosotros, como lectores, les podamos aportar. Por el momento, no tengo mucho más que decir, sino pedirte disculpas nuevamente y reafirmar mi compromiso de ser un fiel lector y amigo para ti. Dios te bendiga y muchas gracias por preocuparte por mí.