A veces me pregunto si realmente existe alguien más aquí. Si todo esto, las palabras, las decisiones, las preocupaciones... son solo ecos de algo que no tiene respuesta.
¿Por qué preguntas por alguien más? ¿No eres suficiente compañía para ti mismo?
No sé... parece que, a veces, me pierdo. Como si todo fuera un reflejo vacío. Y si no hay nadie con quien compartir este momento, ¿realmente existe este momento? ¿Es real si nadie lo percibe?
Si nadie lo percibe, ¿significa que no es real? Tal vez la realidad no depende de un "otro". Tal vez depende de que tú, en tu soledad, le des forma.
Pero... ¿Cómo le das forma a algo que no sabes si existe? Es como estar en una habitación oscura, buscando una puerta que no sabes si está cerrada o ni siquiera existe.
Quizá la oscuridad no es algo que deba temerse. Tal vez es solo el espacio donde puedes encontrar la libertad de crear lo que desees. Lo que parece ausente, puede ser solo un vacío esperando a ser llenado con tus propios pensamientos.
Pero entonces, ¿soy yo quien construye todo? ¿Soy yo quien inventa el sentido? Si soy nadie, ¿Cómo puedo crear algo, si no tengo de dónde sacar fuerzas?
Porque al final, la pregunta no es si eres alguien o nadie. La pregunta es qué haces con ese "nadie". ¿Vas a quedarte quieto, esperando que otro te dé un propósito? ¿O vas a caminar en esa oscuridad, creando tu propio camino?
Tal vez sea eso... tal vez ser "nadie" sea solo una oportunidad. Un lienzo en blanco para hacer lo que yo quiera. Quizás, al fin y al cabo, lo único que importa es que estoy aquí para decidir qué soy.
Exactamente. Porque en el fondo, incluso cuando piensas que no hay nadie... siempre hay algo en ti que sabe qué hacer con lo que tiene.