✿ڿڰۣ—

Helsa story time! 
          	Hola! Hoy escribí este pequeño one-shot ansiosa de compartirlo con ustedes. 
          	Espero que les guste❤️
          	
          	                                        ❅
          	
          	—¿Qué es el amor para ti, Hans?
          	
          	—Un desperdicio
          	
          	—¿Y la pasión? 
          	
          	—Un frenesí 
          	
          	—¿Y la atracción?
          	
          	—Una ilusión
          	
          	—Es una pena
          	
          	—¿Por qué?
          	
          	—Porque yo no considero que lo que existe entre nosotros sea un desperdicio
          	
          	—¿Pura ilusión?
          	
          	—Quizás 
          	
          	Ella caminó lentamente en media luna alrededor de él sin apartar su mirada juguetona de aquellos intensos ojos verdes que expresaban todo lo que ella sabía que él no estaba dispuesto a admitir. 
          	
          	Ella tenía razón. 
          	
          	Hans había aprendido con ella que amar no vuelve a una persona débil después de todo. 
          	
          	—O quizás lo único que nos une es un delirio constante—sugirió ella genuinamente 
          	
          	—¿Estás jugando conmigo? 
          	
          	—Si tu lo dices
          	
          	—Sabes muy bien lo que hay entre nosotros—dijo él tomándola de la cintura por sorpresa acortando la distancia entre ambos de una vez por todas.
          	
          	Ella dejó que sus manos descansen en su pecho y sintió cómo los latidos de él empezaban a aumentar de frecuencia. Se preguntó, entonces, si los de ella también lo estarían haciendo. En eso, sus brazos abandonaron su torso para dar lugar a que sus manos se sujetaran firmemente en la parte trasera de su cuello. Enseguida, se inclinó hacia adelante suavemente hasta que su frente se juntara con la de él y cerró los ojos deseando que ese instante se inmortalizara en su memoria. Sabía muy bien que ambos se pertenecían uno al otro.
          	
          	Eso era lo especial, la magia, el supuesto desperdicio que los unía. 
          	
          	—¿Por qué no me lo dices, entonces?—se aventuró a preguntarle ella.
          	
          	—¿Por qué nos torturamos? 
          	
          	—Dímelo, Hans
          	
          	—No lo haré. Porque sabes que no puede ser 
          	
          	—Bla, bla, bla...lo sé perfectamente. Eso es lo que lo hace divertido—replicó la platinada risueña mientras entraba hacia su recámara sin apartar su mirada coqueta y traviesa de él. 
          	
          	Él la siguió. 
          	
          	                                       Fin