A veces pienso que escribir no es más que recopilar y ordenar, y que los libros siempre se están escribiendo, a veces sólos, a veces incluso desde antes de empezar a escribirlos materialmente y continúan aún después de poner el último punto y final.

La recopilación de sensaciones produce muchos quebraderos de cabeza y al final cuando la idea la sentimos madura, la apuntamos en papel y nace nuestro libro.

Pero sucede, que el libro después de nacer, sigue creciendo y evolucionando, en la cabeza de su autor, en la imaginación o en el sentimiento de los lectores.

Estos sentimientos no son todos iguales, bien cierto es mas todos le hacen crecer.

Así pues cada vez que un autor lee su obra a lo largo del tiempo le entran ganas de acariciarlo un poco y cambiar cosas de nuestras obras pero no en todas hay que hacerlo ya que nuestras cabezas no son las mismas de cuando empezamos a hacerlo.

Dedico todo lo bueno que hago a mis enemigos que tanto me han ayudado a mejorar. -Adaptación al prólogo de la familia de Pascual Duarte
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