Ya no hables más, para. No quiero oírte decir que debo ser más fría, otra vez. No quiero escuchar tus promesas falsas. No quiero volver a saber de ti. Ya me terminaste, ya me destruiste. Por qué demonios piensas que quiero un consejo tuyo?, estás tan desubicado. Tan fuera de ti. Por un segundo, interpreta mi mirada, mira el fondo, estoy a punto de llorar. Sólo para. Ya no sigas. Cállate, que soy capaz de desmayarme ahora mismo del dolor. Ya basta, deja de lastimarme con tus palabras, no quiero ser como tú. Yo si tengo sentimientos. Sólo cállate y devuélvemelos. Devuélveme la vida que tenía antes de conocerte, sólo me causaste dolor. Ya para, para de una vez, me matas

Y entonces abres los ojos y te das cuenta de que en la vida real no se dicen esas frases de película, que nadie cruzaría un océano para abrazarte cuando tengas frío, que las historias de amor sólo existen en las canciones, que las personas cuentan mentiras, que siempre será más fácil perdonar que olvidar, y que las cosas nunca vuelven a ser lo mismo. Que tú por desgracia ya no eres una niña.