Quiero dejar algo absolutamente claro respecto a los comentarios que he leído sobre la protagonista y sobre la relación entre los personajes de Difuminando los límites.
La protagonista no es una mujer “sumisa” ni “que se deja” por gusto. Es una mujer fuerte que atraviesa un quiebre psicológico profundo. Está destrozada, vulnerable, agotada, y cualquier persona que haya pasado por un momento así sabe que la fortaleza no es un interruptor que se prende y apaga a conveniencia. Pretender que un personaje, o una persona real, debe mantenerse “invenciblemente fuerte” mientras carga traumas, pérdidas o presiones insoportables es, sencillamente, una exigencia injusta y poco humana.
Su debilidad inicial es parte de su arco. Es lógica, es coherente y es realista. La historia muestra precisamente ese proceso: cómo alguien que se ha roto intenta recomponerse y volver a levantarse. La fuerza no nace de la nada; se construye.
Respecto a las acusaciones de violación: no, no hubo violación. Los encuentros entre los protagonistas fueron consensuados, incluso cuando la tensión, la oscuridad y el peligro forman parte del tono del género. Sí hubo situaciones límite, eso es inherente al dark romance, pero jamás escribí ni promuevo violencia sexual. Lo que aparece en la historia está cuidadosamente enmarcado dentro de las reglas del género y siempre desde el consentimiento.
Entiendo que no a todo el mundo le guste o le resulte cómodo este tipo de narrativa, y está bien. Pero afirmar algo tan grave como “él la violó” cuando la obra deja claro que no es así, o reducir a la protagonista a una “sumisa que se deja”, distorsiona la historia y desvaloriza el desarrollo emocional que se construye en ella.
Kisses
Emmy