Era un ocaso, también una aurora boreal, sin duda una imponente cascada, brillante como una estrella, él era miles de planetas, era un millón de años luz, él era tiempo, era esfuerzo, también paciencia, él era todo y nunca fue nada, yo sólo me conformaba mientras él sonreía, él nunca paró, jamás se rindió, y yo, bueno, esa es otra historia, yo siempre me rendí ante su cálida y efímera presencia.
- JoinedJuly 1, 2016
Sign up to join the largest storytelling community
or