Después de haber sobrevivido a tu adiós, después de esperarte noches eternas, después, incluso después de amarte a tope, de sentir un huracán entre mis entrañas, de sentir tus dedos en mis pestañas, y tus respiración agitada, después de besar tu amor, después de recorrer cada centímetros de tu espalda, y convertirme en viento por las noches estrelladas cuando me pedías calor con mi sensualidad, después (y arriesgandome sin temor) de herirte con mis palabras y después de todo tú me absorbieras con tus ausencias, después de todo eso, y también después de desearte entre mis piernas, de tenerte en mis neuronas, de volar con tu deseo, de perdirte un poco más. Después de tu regreso, de tú incendio entre mis senos, de tu mirada y mis letras. Después de tus celos y mis preguntas, de tu risa y mis poemas, de tus cartas nunca escritas y mis palabras de cuchilla, después de navegar por tu vida... Y llenarme de ti, de tu noviembre con mi diciembre y ese pinche enero. Después de rogar a que volvieras, y seguirte amando todo este mes. Después de mi cuerpo enardesido por recordar tu amor más allá de las prendas y mi alma desgarrada entre ríos y mares de tristeza, después de amarte con la furia de un tornado y la calma de un río casi acabado... Después de mi vida rota y esta mierda que me queda por mariposas muertas. Incluso, después de mi rabia y tu éxito, de mi lucha y tus idas y vueltas... Después de ti, después de no tener explicación a este sentimiento más poderoso que las decisiones de Dios, créeme, después de todo esto , no puedo decir que es el amor.