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*El crepúsculo comenzaba a teñir el cielo del Bosque Encantado de tonos lavanda y ámbar, mientras el sonido del río cercano jugaba con el murmullo de las hojas. Ryder caminaba despacio, con las manos en los bolsillos y la mirada fija en el sendero cubierto de musgo. Llevaba rato buscándola, aunque se decía a sí mismo que era solo una coincidencia si pasaba casualmente por el mismo claro donde Elsa solía detenerse a pensar, hasta que finalmente él la encontró justo ahí, de espaldas a él, contemplando cómo el viento dibujaba formas en la superficie del agua. Se detuvo a unos pasos, sin querer romper la paz del momento, pero incapaz de contener una sonrisa que le afloró sola del rostro* No quise interrumpir *dijo en voz baja, lo justo para que ella lo oyera sin asustarse* Solo… me preguntaba si querías compañía. No para hablar, si no quieres. Solo… estar. *Él levantó una ramita del suelo y comenzó a girarla entre los dedos, esperando su respuesta con la paciencia de quien no tiene prisa, pero sí esperanza*
