Toda esta gente a mi alrededor, esperando conseguir un minuto de mi tiempo para hablar con ellos, no me buscan realmente a mí, buscan a mi esposo. Nunca pensé que estar casado con una celebridad traería tantos problemas. De haber tenido opción, hubiera optado porque nuestra relación se mantuviera en secreto.
Él, mi esposo, acaricia mi cabeza por detrás con la misma delicadeza a la que tratarías al pétalo de una rosa, solo para guiar mi rostro hacia arriba y lograr dejar un beso en mi frente. Cierro los ojos por impulso.
—Dame un momento, amor. Volveré antes de que lo notes —su voz se desliza por mi oído cual caricia y yo asiento con una sonrisa cuando abro los ojos y choco miradas con él.
—Por supuesto, querido. Tómate el tiempo que necesites.
No necesito repetirlo dos veces antes de que él me sonría y se de la media vuelta, dejándome atrás y perdiéndose entre la gente del alrededor.
Agh, que dolor de cabeza. Mejor para mí. Debo pasar el menor tiempo posible con él. No puedo creer que me dejé llevar a una fiesta con la disque realeza con un desconocido.
Sonará extraño, y es por eso que no se lo he contado a nadie, pero... Hace dos semanas, al amanecer, no pude reconocer nada a mi alrededor. Resulta parecer una pérdida de memoria total, sin razón alguna.
Así que, sí, estoy en una fiesta llena de desconocidos, con un esposo popular del que tengo la misma información que alguien que lo conoce hace una semana y sabiendo apenas lo básico sobre mí mismo.
Solo puedo rogar no encontrarme con alguien a quién, se supone, debería reconocer.
______
Quien sabe. Me llegó así la idea bien tipo flash, pero ahora que la escribí, siento que apesta. Bueno, x somos, mis chavos.