Al principio existía un solo ser, completo pero solo.
Para no desaparecer en esa soledad, decidió dividirse en los aspectos que habían regido su vida.

El primero en nacer fue Alpha, la Violencia: un adolescente impulsivo que disfrutaba la pelea, aunque en el fondo cuidaba a los demás.
Luego apareció Nanxi, el Tiempo, una mujer segura de su poder, paciente y orgullosa, destinada a superar a todos.

Cuando Alpha y Nanxi comenzaron a discutir, el ser creó a Milo, la Diversión, un niño alegre cuya única misión era jugar y unirlos.

Pero la risa sin entendimiento podía ser peligrosa, así que nació Ciel, el Conocimiento, la mayor en apariencia, quien los educó y les dio sentido.

Cada división debilitaba al ser.
Al mirarse por dentro, comprendió que su mayor defecto era la Lujuria, el deseo de no estar solo, y se deshizo de ella.
Así nació Vera, rechazada y despreciada por su creador.

Lo último que le quedaba era la Suerte.
Al entregarla, apareció Fortuna, una niña caprichosa que nunca favorecía a todos por igual.

Entonces el ser cayó muerto.

Pero de su cuerpo comprimido nació Fel, el Error, todo lo que sobró del ente original.
No debía existir... pero existía.

Así quedaron los siete, fragmentos de un solo ser, condenados a convivir incompletos para siempre.