Wow, mucho tiempo sin escribir aquí, y tantas cosas que han pasado. Estamos a días de mi cumpleaños, de que cumpla 20 años y de que vuelva una vez más a la playa después de tantos años, para reencontrarme con la arena y con la niña que dejé en el mar la última vez que estuve ahí. Vuelvo a la playa ahora con 20 años, cuando la última vez que estuve allí tenía alrededor de 11 años y qué nostalgia, ha pasado muchísimo tiempo y también he pasado tantas cosas desde entonces.
Me enamoré, fui tan feliz y creí que este sería mi año y en verdad lo sentí, en verdad sentí que era mi año cada vez que él me sonreía y entrelazaba nuestros dedos, cada vez que me abrazaba. Me enamoré, sigo enamorada, pero ahora solo es recuerdo de lo que viví a mis 19 años, meses antes de convertirme en adulta y que no funcionó; pero no importa el tiempo que ha transcurrido, mis sentimientos siguen intactos por él, mi corazón sigue saltando de alegría cada vez que lo veo.
Lo extraño, nos extraño, extraño la felicidad que me causaba su compañía y lo extraño tanto a él, lo que éramos. Era tan perfecto, éramos perfectos dentro de nuestra imperfección y era lo único que necesitaba, es lo único que necesito. Duele tanto porque él se llevó esa felicidad abrumadora que te eriza la piel y te comprime el estómago y me dejó aquí, con mi vida monótona y mi felicidad mediocre, plana
Sé que no volveré a sentirme tan plena otra vez, porque para eso necesito que esté él, que estemos juntos. Ya voy cumplir 20, también volveré a la playa pero nada se siente como debería porque no estás tú.
Te extraño y deseo que al final del camino vuelvas a mí, conmigo, para seguir bromeando con mi costumbre de trabarme al hablar contigo por los nervios, para seguir jugando uno y sonreirnos cada vez que nos miremos a los ojos cuando no tengamos nada que decir.
Vuelve a mí para aferrarme a tus abrazos, para sentir tu calor.