-¿Qué cosa tan hermosa miras con esos ojos?
La Luna se giró y miró hacía la misma dirección que ella miraba.
- ¡A ti!
Dijo sonriendo.
- No te das cuenta de tu belleza, eres la esperanza misma, eres la penumbra en el abismo, eres la salvación en mi agonía, llegas y conviertes todo lo malo en aprendizajes, en desahogos, incluso en felicidad, me escuchas cuando quiero gritar, me gritas cuando pierdo la cabeza, me iluminas cuando he perdido el camino, me haces ver las cosas, cuando estoy cegada, me das consejos cuando necesito de personas sabías y me haces reír cuando siento que no puede ser peor, lo cierto aquí es que llegaste afortunadamente y estás ahí. realmente estás ahí cuando nadie más lo está, contigo puedo hablar por horas y realmente me escuchas o puedo escucharte por horas y realmente me ayudas, contigo puedo ser patética, divertida e incluso perversa, sacas lo mejor y lo peor lo conviertes en positivo, eres mi gota de esperanza, la que sé que pase lo que pase, si ha sido un mal día, en la noche llegarás tú y es indescriptible tu belleza en tantos sentidos, me haces sentir completa y si no lo estoy eres mi complemento. ¿Por qué lo haces?
Suspiró y la veía con ojos de amor.
- Te es impresionante como es que hago estas cosas por ti y nos has pensado que tú eres la que está ahí. Siempre amaré tu ternura, "eres un perfecto ejemplo de como la belleza interna también irradia", más  que cualquier otra luz, crees que hago todo eso por ti y no ves la maravillas que tú haces por mi, que hermosa te ves, con ese brillo en tus ojos pensando que soy grandiosa y mi luz refleja a una sola persona, mírate, eres tú.
Su voz sonaba entrañable, más que nunca.