Creo que a ha amanecido. Nuestra casa es muy pequeña, escucho que un hombre le grita a mami creo que nuevamente nos van a echar por no haber pagado la renta. Me escondo, odio los gritos. Cuando ese hombre se marcha voy con mami. Le digo que tengo hambre pero ella me dice que no la moleste. Después se marcha y no volverá hasta la noche. Me quedo solo. Voy a la cocina mi estómago no deja de hacer ruido, tengo mucha hambre, no hay nada. Me tomo un vaso con agua, vuelvo al sillón, y me quedo allí, a mami no le gusta que deje los juguetes por toda la casa, no quiero que me vuelva a golpear. La espero en silencio.
Me despierta con un empujón, le digo que tengo mucha hambre, mami me da una torta y me la como de inmediato. Mami se queda dormida en el sofá creo que tiene mucho frio por que se abraza el vientre. Te quiero mami le digo mientras la cubro con una sábana, ella me mira y me responde “yo no”.
Mami se alista para salir no quiero que me deje solo, tomo su mano y eso la molesta tanto que me empuja. Ya es muy tarde y mami no vuelve.
Salgo corriendo después de tomar la bolsa de aquella mujer, puedo sentir el olor a pan recién hecho. Doblo en la esquina trepo la malla y salto, la bolsa se me cae y algunos panes caen al suelo ensuciándose, no me importa, es comida. Los recojo desesperado pero luego me doy cuenta de que nadie me viene siguiendo.
He robado comida desde que me mami me dejo hace unos meses. Las noches son frías en la calles, no tengo a donde ir. Todos los días vuelvo al mismo lugar, creo que mami volverá por mí.
Ha pasado un año, hoy conocí al padre Lorenzo es un hombre muy bueno me ha dado comida y me ha regalado ropa. Me ha preguntado por mi papas le dije que mami no está pero volverá pronto. Me invita a un albergue donde duermo por primera vez en mucho tiempo en una pequeña cama, es fría pero cómoda, en comparación con las banquetas y las bancas de los parques donde los policías no me dejan estar.