Suelo leer y leer sin pensar en las consecuencias. Lo cierto es, que cada vez quedo más vacía. Cada historia que leo, me llena. Cada historia que leo, me vacía. Y es que, no descubro la manera de salir ilesa luego de maratones, luego de presenciar y vivir junto al protagonista sus aventuras, sus males, sus sentimientos,  sus amores...

Influyen demasiado en mí las palabras. Tienen poderes que desatan y logran que, lo que lea, me mortifique. Que lo que lea me toque el corazón. 

Para finalizar, suelo sentir mucho. Es decir, mis sentimientos son potencia.
 Todo lo que siento es fuerte. Apasionado. Siento mucho. A veces demasiado...

Lo que sigue, es algo que escribí un día, a las 6:13 de la mañana...

Quizás no entiendas pero, estuve leyendo hasta recién y terminé una novela que realmente me tocó el corazón. Fue fugaz. 25 capítulos al hilo. Presencié demasiados sentimientos juntos... Sentí demasiados juntos... Quería terminarla, pero, a la vez que no acabara nunca. Ahora, tengo un vacío. Aún quiero saber qué le pasó al resto de los personajes y, no quiero que mi fantasía acabe. No quiero que ese mundo literario se desvanezca...