—Oh, Sean. . . Siento haberme ido así. Sólo no te sientas mal por lo de hace un momento, ¿sí? Necesito mi tiempo, pero estaré bien, no hay de qué preocuparse. . . Ven aquí, dame un abrazo, cari. —Dicho esto, abrió sus brazos, invitándole con un gesto ahora más calmado.