Querido lector, querido visitante:
Espero que mis historias, algunas cortas, algunas largas, algunas ya escritas y otras completamente improvisadas, no te dejen indiferente. Ámalas, ódialas, repúdialas o ríete de ellas, pero no dejes que caigan en el oscuro pozo de la indiferencia.
Algo que no sé percibe es algo que existe, y la inexistencia es el mayor de los tormentos. Imaginaos, un amor no correspondido, una venganza no perpetrada, una ilusión jamás cumplida. Imaginaos, un cementerio de libros olvidados, como en de Ruiz Zafón, un castillo en ruinas poblado sólo por los fantasmas y las rachas de viento que ululan entre las grietas. Mis historias son bebés que lloran, lobos que aullan y mentes que viajan. Sería un placer para mí que alzaras las manos y las atraparas para siempre.
Si quieres hablarme, hazlo. Siempre respondo. Si quieres sugerirme algo, por favor, la riqueza de la crítica es la promesa de la perfección.
Atentamente: un loco cazando moscas con un terrón de azúcar.