Alguna vez te has sentido muy impuro? condenado? O que ya no mereces servir a Dios, que ni siquiera intentes orar porque Él no te va a escuchar... Pero como si fuera poco, llega ✖ persona a devorar lo poco de fe que te queda.
Así como a Job. Los amigos que lo llegaron a visitar.
Quizás estás o pasaste por un momento donde estás demasiado decaído, y lo que necesitas es una mano. Alguien que te de palabras de ánimo. Pero lo que se te aparece es pura culebra por decirlo así...
Estoy segura que Job conocía a muchas personas, pero los que se le aparecieron fueron esos tipos. Puros amigos acusadores.
Donde solo se acercan a decir cosas que en tu situación te las crees, las guardas y luego te lastimas.
Cuando te preguntas ¿De verdad soy hija de Dios?... Un ejemplo similar fue, que cuando Jesús fue tentado, el diablo le dijo "Si tú eres hijo de Dios..."
Más de una vez te has sentido; Impío, siendo salvo.
Débil, teniendo el Espíritu de Dios.
Pobre, cuando los cielos están abiertos a tu favor.
Desorientado, cuando el Espíritu es quien te ha guiado.
Y terminas agotado. Porque cansa. Cansa mucho y no sabes qué hacer.
Porque sientes que el tema favorito de los que te rodean es simplemente acusarte.
Y está bien si pasa.
Lo ideal no es discutir con todos ellos, sino decirle con toda sinceridad a Dios: Perdón por no creerte.