En un cuaderno blanco y puro,
donde la escritura fluye sin medida,
nace la inspiración, un fuego seguro,
que ilumina mi alma y mi pensamiento.

Con un lápiz que traza líneas finas,
expreso sentimientos que bullen dentro,
alegría y tristeza, devoción y enojo,
en un baile de emociones que no cesan.

La pluma canta, la tinta fluye,
y en el papel, mi corazón se despliega,
en un acto de fe, de pasión y arte,
donde la escritura es mi mejor parte.

En este cuaderno, mi refugio y mi hogar,
donde la inspiración nunca se apaga,
puedo ser yo, sin miedo ni temor,
y dejar que mis sentimientos salgan a flor.

Así que escribo, sin pausa ni tregua,
y dejo que la devoción me guíe,
porque en la escritura, encuentro la alegría,
y en el cuaderno, mi corazón se libera.