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— ¡Si te atreves a tocarla te lo haré pagar muy caro!— Soltó Jiro hirviendo de la rabia.
— Oh, créeme que haré muchas cosas, más que tocarla...
Consumido por la furia, Jiro corrió inmediatamente hacia él. Dispuesto a hacer hasta lo imposible para liberar a Himari.
Cuando de pronto un golpe en seco lo detuvo.
Mis ojos se abrieron de par en par al ver el cuerpo de Jiro regresar al suelo con tanta fuerza que inmediatamente deduje lo peor.
—¡Jiro!— Exclamé con fuerza sintiendo un amargo sabor de boca.
Al verlo tirado en el suelo, me di cuenta, que su cuerpo ya no se movía...