Desde que tengo uso de razón leer y contar historias ha atravesado toda mi vida como una clave de identidad que me define. Las contaba en cuadernos viejos, en dibujos, en tramas cortas, en libros manufacturados y hasta en voz baja para mi mismo durante la ducha( con un capítulo por cada día!) Con la impecable limpieza corporal que implicaba contarme un capítulo bajo el agua y el jabón y estimulado por toneladas de libros y revistas que me siguieron en cada mudanza ( propios y heredados) no era de extrañar que el cine y el teatro me sedujeran inmediatamente después de las artes visuales. 

Pero, ya con ellas, contar historias implícitamente a través de lo visual y con títulos sugerentes era mi gran fascinación.

He atravesado el teatro musical, el guión cinematográfico, la radioserie, el teatro de texto y la historieta amateur. Hoy, a mis cincuenta y un años, es hora de hacer una selección y un recorte: hoy voy dejando las artes performáticas( al menos en mi ámbito inmediato) para volcarme a contarlas a través de la palabra y el multimedia. Sin dudas, la materia literaria y el cómic digital, están inmediatamente en mi camino. 

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