H4M_MAMMA

/•••••••••> ¿Por qué hace tanto frío? AHHH.

-M0RT0VIVENTE

No necesitó que se le pidiera dos veces, le bastó con oírle llamarla con ese dócil tono que le tuvo presa de la ternura que causó en ella, vagamente podía observar con diafanidad el las pálidas facciones ajenas gracias a la opacidad que albergaba la cálida habitación, sin embargo lo poco que captaba su visión le provocó un inverosímil flechazo, tal vez le hubiera gustado verla desde ese ángulo con anterioridad. ──── Suenas encantadora cuándo dices mi nombre de esa manera. ──── Admitió por lo bajo, sí bien no era el tipo de mujer de dar halagos, más bien era ella quién avezaba a recibirlos, era inexorable lisonjear a la belleza que tenía frente suyo. Serpeó la diestra hacía su vagina, adentrando dos dedos con delicadeza mientras que libaba de forma acezante su clitoris, en esos instantes nada le haría más feliz que acabase en su boca. ──── M — mmh ~ Così dolce ~ ──── bisbiseó a la par que pasaba su lengua en un raudo vaivén de arriba a abajo, manteniendo la vista fija en los azulinos irises de la contraria. 
          
          # NDKSKSKKSAKJAJA AY  —mi novio es muuuy blando y siento q a veces me paso de loca con el, no se como m aguanta *emojillorando*
          yeiiiiiiiiio ya t las pase *inserteemojilesbico*

-SCHEIBE

Soalzó una ceja ante el parloteo ajeno, no le parecían esa clase de comentarios pero sea como fuera, se aseguraría de cobrárselas más adelante. Entró junto a ella a la recámara que había alquilado, por el apremio con el que se habían dirigido hasta ahí seguramente el recepcionista que eran amantes o algo por el estilo. ──── ¿ Quieres dejar de darme órdenes ? Me tienes hasta los cojones, mujer. ──── pensaba añadir otra injuria pero fue detenida por un nuevo vahído, una vez más tuvo la inexorable necesidad de devolver el estómago. Para su ventura había un pequeño bote de basura en el álgido habitáculo, lo más rápido que le fue posible se condujo hacia éste, quedando encima de sus rodillas y echando hasta las entrañas ahí dentro. ──── ¡ A — agh ! odio esto, odio a éste maldito crío.. ──── balbuceó apenas y pudo dejar de vomitar, limpiando su boca con un pañuelo que había en la mesita de noche. 

-SCHEIBE

A regañadientes sujetó la palma contraria, tanteando seguirle el paso, no entendía como podía andar tan rápido con tacones puestos, sin lugar a dudas era una mujer talentosa. No sabía si era gracias al desagradable mareo que le había sacudido los pensamientos, pero casi en un pestañeo ya estaba en la instalación de lo que parecía ser un hotel. ────── No sé. No sé como deba de verse una embarazada. ────── Se atrevió a soltar una risita con matices de burla, hasta lucía como si intentase ser cínica, aunque, eso lo llevaba en su ceril naturaleza.  ────── Pros, sé que Pesci es importante para ti pero realmente.. no quiero que me dejes sola.──────

-SCHEIBE

Sólo negó con la cabeza, el brusco malestar que palpó en su cabeza le dejó sin ganas de pensar en su locación actual o siquiera preocuparse por el bienestar de una de sus subordinadas. ──── No, no tengo ni idea.. estoy segura que ella está bien; Sabe cuidarse sola. ──── mencionó sin deshacer su estoica expresión, ulteriormente, no pudo soslayar el vehemente rubor que adquirieron sus mejillas en cuánto captó su duda, suponiendo que no se trataba más que simple curiosidad y que ésta no sabía lo que estaba intentando ocultarle. ──── No. Tengo mucho tiempo sin follar. ──── comentó con casualidad, clavando la vista en los zarcos irises ajenos. ──── ¿ Y tú ? ──── probablemente era una pregunta bastante imprudente y fuera de lugar, teniendo en cuenta la gravedad de la situación en la que se encontraban al no saber ni dónde estaban paradas, pero era lo único que se le ocurrió para cambiar el tema. 

-SCHEIBE

Entrecerró los ojos ante el gélido tiento en su frente, suspirando con pesadez, sea como sea debía continuar con la fachada que solo pasaba por una resaca y nada más. Conservar secretos no era algo que le encantara hacer y menos con alguien tan importante en su vida como lo era ella, pero no le quedaban muchas opciones. 
          Además del calor de la tela que cubría sus hombros, palpó una meliflua calidez dentro suyo por la ostensible angustia de la pelirrubia, cuándo se comportaba así le recordaba a una madre preocupada por su cría. ──── Estás exagerando, Sorella. Nos quedaremos aquí y deja de darme la contraria. ──── masculló sin mucha afabilidad en su parlar, después de todo, seguía siendo su lideresa y no estaba ahí para recibir ordenanzas.