Me sigue haciendo feliz que aun haya personas que lean la historia de Gabriel y Diego, porque: 1.- me recuerdan la tremenda corrección que debo hacerle y 2.- que les guste tanto que las tengan en lista de lecturas. Jamás pensé que una historia que nació escuchando canciones me abriría la oportunidad de lanzarme de nuevo a la aventura de la escritura.