Todas y cada una de ellas, formaban una sinfonía perfecta, en la que ninguno de sus aromas se pisaba con otro, tampoco se repelían, sino que lograban acoplarse como sí hubieran nacido para ello.
Cada uno de los presentes era totalmente dominante y posesivo con sus pertenencias, y, sin embargo, estaban preparados a comulgar en un sacrosanto encuentro y compartirle; y así como en la última cena, sus compañeros estaban dispuestos a llegar a un acuerdo para proporcionarle el mayor placer posible.
Adelanto de Watermelon Suga High!
¡¿Están list@s?!