Horas sin sueño cuando ya no hay sueños. Rígidas agujas de reloj que ruedan una y otra vez en su círculo horizontal. Los rayos de sol tornaron en una silenciosa luz flameante sobre un escritorio, sin cantares de pájaro. El viento está quieto y el calor es de tarifa, nocturna, como la sensación que perturba. Pilas de escritos que buscan en lo indeterminado algo sólido a lo que aferrarse. Golpes de teclas de una máquina de escribir que en vez de redactar una hoja de papel hacen garabatos en una piel ya tintada...
*Escritora aficionada*
- EntrouSeptember 4, 2018
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