Lo inestable que es la vida me deja loco. Estuviste perfectamente ayer por la mañana, y ahora te veo acostada, con los ojos cerrados, teniendo la ilusión de que volverás a abrirlos y así poder sentarnos a tomar mates cómo siempre hacíamos. No pido que vuelvas, porque yo sé lo qué sufrias, sólo pido verte 5 minutos más, para despedirme de vos correctamente, y no verte en ese estado. Me quedo con los buenos recuerdos, porque siempre fuiste una segunda madre y en donde siempre podía acudir cuándo más lo necesitaba. Puedes descansar en paz, porque realmente lo ganaste, más que nadie te esforzaste por estar bien, pero la vida tenía otros planes. Descansa en paz, abu. O cómo tus nietos solíamos decirte, descansa en paz, Yaya.