Nací en la capital del estado de Chiapas, al sur de México, en el año de 1982.  Aficionada, por no decir viciosa, de los dulces tradicionales y los frutos de esta tierra tan verde, fui ingresada al mundo de la lectura, de los autores y sus historias, por mi madre.  Quien, desde pequeña, me facilitó la entrada a los que siempre he nombrado "mis mejores amigos", los libros.
Comencé a escribir muy pequeña, cuentos, relatos.  Cosa que no me gusto confesar o compartir, lejos de la vergüenza sentía miedo. Fue hasta finales de mi adolescencia que decidí retomar mi antiguo sueño, el de escribir. 
Debo confesar mi extraña percepción sobre quien escribe, y es que toda historia llega a nuestra mente y se proyecta, se desarrolla y finaliza como si de una película se tratara.  Así pues, uno escribe la historia que en nuestra mente se proyecta.  No digo que todo escritor tenga este "cine" en su mente, he conocido a varios(as) que realizan un exhaustivo trabajo.  Toman un modelo para definir su personaje, leen libros de determinada ciencia para elaborar un vasto perfil y luego de ello, comienzan a desarrollar una idea que manipulan a su antojo.   Desde luego, no desmerezco tal ritual o metodología, por el contrario, es de admirarse.  Pues realmente personas que amen la escritura, serian capaces de realizar todo este proceso.  En mi caso es menos interesante, pues la historia llega a mí, día a día, noche a noche.  Crece, se desarrolla, me hace reír, me hace llorar, vivo en un constante cambio de humores y, fue eso lo que me llevó a retomar la escritura.  Si escribo la historia, si "saco" de mi mente aquel sentir, descanso.  Los personajes de a poco dejan de manifestarse, las situaciones se resuelven y llegan a su final.
De esta forma, retomé la escritura.  Y desde entonces lo hago en mis ratos libres o en mis noches de insomnio.
Escribir es para mí  es una necesidad, un "desahogo", un grito a la nada desde el fondo de mi ser.  
Amo escribir, por ello decidí crear este  espacio.