Estoy cansada de dar cada día mas, hasta quedar vacía...
Poco a poco me desvanezco entre las sombras de mi fría habitación, sin embargo, parece que soy solo un muñeco viejo al que nadie quiere hacercarse.
Soy como ese insecto al que siempre quieres matar, una plaga de la que todos quieren deshacerse.
Esas resonantes voces que se cuelan tras las gruesas paredes de mi cárcel, solo dicen palabras hirientes, que se vuelven cada vez más afiladas y delgadas. Convirtiéndose en abujas, penetran mi piel, desgarrado mis órganos internos.
El aire me comienza a faltar, es ahí cuando me doy cuenta que pequeños cristales se escapan y hieren mis sonrojadas mejillas.
Entonces, justo cuando creí haber superado mis demonios, mi realidad me golpea con tanta fuerza que vuelvo a romperme.
¿Pero cuando fue que comenzó tanto dolor? Se perfectamente la respuesta, en esa época sólo tenía seis años, que para todos era normal, esta madurando decían... Pero no, yo estaba herida...
Y sigo herida...
Solo me pregunto si algún día todo el caos en mí me deje vivir, en lugar de ahogarme noche tras noche.