Por tus ojos marrones yo me perdería,
sirena de aquellas que Ulises, sagaz,
amaba y temía.
Por tus ojos marrones yo me perdería.
Por tus ojos marrones en lo que, fugaz,
brillar suele, a veces, la melancolía;
por tus ojos marrones tan llenos de paz,
misteriosos como la esperanza mía;
por tus ojos marrones, conjuro eficaz,
yo me salvaría.