Hay autores que escriben con tinta, y otros que lo hacen con el alma. Yo pertenezco a los segundos. Mi nombre es Janette, y nací con el corazón dividido entre dos mundos: el real, donde habito entre días inciertos y silencios profundos; y el otro, el etéreo, donde mis palabras danzan con hadas, ángeles y sombras que alguna vez fueron mis propias lágrimas.

No escribo para escapar, sino para sanar. Cada historia que nace de mis manos es una forma de redimir lo que duele y transformar la oscuridad en luz. Mi pluma es el eco de mis batallas, de mis miedos, de mis renacimientos. He aprendido que incluso las alas rotas pueden volver a brillar si se escriben con fe, esperanza y amor.

Mi universo literario está lleno de portales, bosques encantados, luces azules y voces antiguas. En él, los personajes no solo luchan contra demonios y hadas oscuras, sino también contra sus propias sombras. Cada diálogo es un reflejo de mi propia alma buscándose a sí misma, cada escena una ofrenda a los que aún creen que la magia existe, aunque el mundo diga lo contrario.

Creo en los milagros, en los lazos invisibles que unen las almas, en las señales que el cielo deja caer entre las páginas de un libro. Mi inspiración viene del dolor, sí, pero también del amor puro, de los encuentros que marcan, de las despedidas que despiertan, y de la certeza de que la fe es el hilo dorado que todo lo sostiene.

Si has llegado aquí, quizás no sea casualidad. Tal vez tú también llevas alas que duelen, cicatrices que sanan o una historia que pide ser contada.
Te invito a entrar a mis mundos, a sentir el pulso entre la sombra y la luz, a perderte y encontrarte entre mis palabras.
Porque aquí, en este rincón de letras y alma, las heridas se convierten en constelaciones.