la joven de dulce mirar y vestido turquesa iba paseando con la sonrisa más grande que pudiese verse en su rostro, pues finalmente entre tantos desconocidos, su marido, su razón de ser había aparecido, alexander era todo para ella y le daba mucho gusto saber que al menos ahora ya no estaba sola como en su momento de llegada, ya no era una colada en esta época tan actual y cambiada, qué placer saber eso, de verdad que sí.
un suspiro salió de sus belfos, entre sus finos dedos un ramo que su amado le regaló, un ramo de hibiscos azules, con pétalos tan bonitos y delicados como ella, oh, cómo lo amaba.
en aquella caminata se topó con alguien que no conocía, y decidió preguntarle algo que había estado meditando tras charlar con su amado esposo... ojalá no se riera o creyese que solo pretendía venir de otro tiempo.
— disculpe, ¿ señorita ? — llama con un tono suave y dulce como su sonrisa, así formando una breve reverencia sosteniendo los lados de su vestido cuidando de no dañar el ramo que alexander le dio. — no quisiera sonar ridícula o que crea que estoy fuera de mis facultades mentales pues no es el caso, pero... ¿ usted... cree que mi vestimenta es anticuada ? usted parece una joven moderna y hablando con mi esposo notamos que quizás algo de asistencia nos ayudaría en tiempos tan distintos a los nuestros... — indica finalmente, esperando que realmente no la tomase como una loca.
// aquí estamos ✨✨✨