Quiero irme, quiero morir un 26 de noviembre como lo hizo ella.
Quiero desaparecer, no pensar más, que el dolor termine de alguna manera y silenciar cada voz que me dice que es hora de morir.
Me preguntó si al morir mi alma alcanzará la suya, ¿Nos iremos juntas a nuestra siguiente vida?
A veces, cuando veo las estrellas, pienso en todos los sueños que no cumplió y me obligó a seguir, porque alguien debe continuar y llegar a las metas que nos propusimos.
Pero ¿Y si no lo logro? ¿Y si me pierdo en el camino? ¿Quien estará ahí para mí? ¿Quien me va a decir que todo está bien?
Ella se ha ido, se fue hace dos años y no hay forma de que regrese, ni siquiera en sueños.
Y me preguntó, ¿Así se sintió Jiang YanLi al morir su esposo? ¿Con ese dolor que pronto entume tu corazón? ¿Igual a consumirte en el fuego?
He olvidado su voz, ¡Dioses! Cuánto desearía tener algo de ella, pero todo lo perdí, sus fotos, audios, las notas que me escribía, no tengo nada.
Ella era mi alma gemela, mi mejor amiga, mi otra mitad y me quedé sin nada.
Me he dado cuenta de que sin ella no soy nada.