Soy una contradicción con patas. Tan egoísta que puedo ser muy generoso. Abordable, como dicen los psiquiatras, pero con más conchas que un peregrino. De sonrisa intermitente. Pongo ilusión en lo que hago, aunque mi voluntad a veces también parezca el ámbar intermitente del semáforo en el que esperan quienes me quieren, pese a lo cual, siguen confiando en mí. He currado en distintos Departamentos del Gobierno Vasco, en Osakidetza y en Correos, donde saqué plaza en propiedad de funcionario de carrera. Estudié hasta el último curso de Derecho, pero debido a mi enfermedad mental, abandoné la Facultad. Estoy pensionado por enfermedad mental y soy alcohólico, circunstancia causante, a mi entender, de aquélla.Me encantan los coches clásicos, molestar a los vecinos tocando el saxofón, leer, pasear, el boxeo y deportes en general, así como callar sin otorgar y hablar para darte la razón. Total, cuesta lo mismo que discutir, y el organismo no se resiente tanto. Aunque a veces sea necesario plantarse y defender una postura con uňas y dientes. Admiro a quien es capaz de cambiar de opinión o a mantener posturas minoritarias pero razonadas y realmente asumidas. Odio los contestadores automáticos. Me gusta la vida, y no me gusta que me la organicen. Tengo miedo de los semiprofesionales dedicados a la organización de casas ajenas. Acudo al Centro de Rehabilitación Psicosocial Ascasam de Colindres, que me ayuda en muchos aspectos y me hace llevar una vida ordenada. Desde que tuve a mis dos hijos, lo mejor que me ha pasado, comprendo mejor a mis padres. El que quiera saber algo más que pregunte. Un saludo a tod@s.