- ¿Por qué? ¿Por qué los rechazaste?
- Porque no encontraba el motivo, además, me hubiera sido doloroso el verte partir.
- ¡¿Y qué hay de mí entonces?! No tengo nada más, eres lo único que me mantenía atado.
- Papá, no te culpes, bien que sabes que ambas no se enojarían contigo, nos podemos ver luego, déjame la labor de calmarlas antes de tu llegada.
El monitor emitió el pitido que indicaba la muerte del paciente, sin nada más que hacer ahí, el otro simplemente se fue.