Entró al taller de su hermano con rostro cansado. Se tiró al sofá que el castaño tenía en su "fábrica de marionetas"; como le decía el pelirrojo.
Era extraño que el de ojos Aguamarina actuara de esa forma, pero, hoy se sentía raro y extraño, además extrañaba a su hermano y quería actuar de esa forma despreocupada.
─ Hey Kankuro, ¿cómo estás hermano?