Hace tres meses sucedió un evento que, en su momento, parecía insignificante, pero que hoy significa mucho. Nunca imaginé que el simple hecho de sentarme al lado de alguien cambiaría por completo los últimos tres meses de este año. Tal vez el universo quiso enseñarme una lección de vida, o tal vez simplemente quiso que me odie por haberme enamorado de él.
Nunca pensé que algo así tendría tanta relevancia dentro de este año. Fue totalmente inesperado. Después de todo, él logró que dejara de sentir algo por otra persona del inicio del año, pero terminó siendo mucho peor de lo que imaginaba. Al principio, no le di importancia; lo veía como un chico cualquiera, uno más de los tantos que había conocido. Ojalá hubiera seguido siendo así, pero lamentablemente no fue el caso.
No quiero culparlo ni hacer responsable a nadie, pero él fue el único que me hizo caer tan bajo este año. Todo fue inesperado, pero aun así, le estoy agradecida, aunque él nunca lo sepa. Le agradezco por enseñarme una lección de vida, por esas ilusiones que surgieron cuando hablamos por primera vez, permitiéndome aprender que esas cosas, al final, no significan tanto. También le agradezco por todo lo que me hizo sentir durante estos últimos meses.
En conclusión, todo fue inesperado. Nunca imaginé que el simple hecho de haberme sentado a su lado cambiaría tanto. No podría guardarle rencor por enamorarme de esa forma; al final, la culpa fue mía, y lo acepto. Pero, a pesar de todo, le agradezco por todo lo que dejó en mí.
